Usar mucho detergente no garantiza una ropa más limpia
La colada es una tarea habitual en los hogares, y de hecho la mayoría de las familias llevan a cabo una sesión de lavadora al menos una vez al día. La ropa debe quedar limpia, y por eso recurrimos a productos como detergentes, lejías o suavizantes. Pero ¿sabías que una limpieza eficiente no está reñida con una conciencia sostenible?
El detergente es una sustancia química capaz de disolver la suciedad o las impurezas de una prenda sin corroerla. Éste permite eliminar la grasa o la materia orgánica gracias a su tensoactividad, al igual que el jabón, aunque es más activo y eficiente cuando se utiliza en las lavadoras. Pero desde el jabón tradicional hasta los detergentes más novedosos han pasado muchas cosas: los primeros detergentes de origen industrial, derivados del benceno, resultaban ecológicamente dañinos porque no eran solubles ni biodegradables. Posteriormente, se crearon los alquilsulfonatos lineales, menos tóxicos gracias a su biodegradabilidad. Sin embargo, hasta mediados del siglo XX no se fabricó el primer detergente (jabonoso) compuesto por una mezcla de jabón tradicional con perborato y silicato sódicos.
Fue con la llegada de los detergentes sintéticos cuando nació la preocupación por el medio ambiente, pues sus sustancias activas no se degradaban biológicamente con la suficiente rapidez. De hecho, se prohibió el uso de aquellas sustancias tensoactivas que, según un procedimiento de prueba prescrito, no se hubieran degradado en un 80% 24 horas después de su uso. Es por eso que la industria de los detergentes decidió recurrir a los productos biológicamente inocuos, sin que ello incidiera en el efecto limpiador ni en los precios. No obstante, y para que el uso de detergentes no provoque un efecto excesivamente contaminante en la naturaleza, debemos adoptar un uso responsable y eficiente ante el mismo.
Efectos de los detergentes
La formación de espuma es una de las cualidades que caracterizan al detergente y, empleado en cantidades excesivas, puede vehicular bacterias patógenas (microbacterias) y concentrar algún tipo de virus. Éste también altera la transferencia y la disolución del oxígeno, de manera que ralentiza la autodepuración de las corrientes de agua; y disminuye el rendimiento de los procesos de tratamiento biológico.
A pesar de que los fabricantes instruyen sobre el modo adecuado de utilizar esta sustancia en las indicaciones de sus etiquetas para que no resulte nociva, también puedes recurrir a discretos métodos que te ayudarán a obtener una limpieza igual de efectiva cuidando el medio ambiente.
En primer lugar, remoja la ropa en una pequeña cantidad de jabón para que sea más fácil quitar las manchas. A la hora de lavar la ropa en la lavadora, úsala sólo para cargas completas, así ahorrarás agua y energía eléctrica; y busca los programas económicos. Asimismo, utiliza poco detergente —basta con sentir el agua jabonosa— y evita la creación abundante de espuma, pues no es ésta la encargada de limpiar; y, de igual modo, recurre a los detergentes biodegradables y al lavado con temperaturas bajas (30 grados o menos).
Lavadoras ecológicas
En la lucha por obtener una limpieza ecológica y económica, los fabricantes apuestan por las lavadoras de bajo consumo energético y gran carga de ropa, que reducen en abundancia la cantidad de agua empleada en el lavado. Además, aconsejan seguir un buen mantenimiento para sacar el mayor rendimiento al electrodoméstico. Para ello, deja la puerta abierta tras sacar la ropa lavada para que circule el aire y se seque de manera correcta el interior del tambor —evitarás oxidaciones y que la goma de la puerta se deteriore antes de tiempo—; limpia la goma de la puerta después de cada lavado para que no salgan mohos; y enjuaga el compartimento del detergente y el filtro cada vez que sea necesario.
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